"Cuando tus deseos se hacen realidad y solo la pasión es capaz de guiarlos"...



sábado, 17 de abril de 2010

VISITAS Y SORPRESAS

VISITAS Y SORPRESAS

"Ahora eres lo mas importante

para mi,

lo mas importante que

he tenido nunca..."

Edward Cullen

BELLA

Me sentía totalmente plena como mujer, feliz con mi vida y en sincronía con mi entorno, todo había cambiado de forma tan radical que a veces me costaba acostumbrarme e incluso llegaba a pensar que todo era un sueño del que despertaría en cualquier momento...

Tenía un trabajo que me llenaba intelectualmente, una vida cómoda que me permitía pequeños lujos así como paz y tranquilidad y ahora, tenía a mi lado al hombre de mi vida, la persona por la que mi corazón lleva suspirando desde hace tanto tiempo, la persona que ha logrado hacer que mis días brillen y mis noches resplandezcan, mi Edward...

Aquí estaba mi Dios, tumbado a mi lado con su cabello desordenado sobre la almohada, su rostro en paz y sus apetitosos labios entre abiertos, recorría lentamente su cuerpo deleitándome con la belleza casi perfecta de su torso desnudo, la calidez de sus brazos y los marcados músculos de sus piernas, estaba perdida en cada parte de su cuerpo cuando su aterciopelada y angelical voz me sacó de mis perversos y eróticos pensamientos...

-¿Te gusta lo que ves amor mío?-, pregunto Edward mientras se dibujaba una sonrisa perversa en su maravilloso rostro ...

-Me encanta todo lo que veo-, respondí como si siguiese hipnotizada de su cuerpo ya que no podía dejar de mirarlo...

-Puedes tocar, todo lo que ves es tuyo vida mía-, respondió mi Ángel mientras agarraba mi mano guiándola por su cuerpo dejándome llevar por sus deseos...

Mi Dios cerró sus ojos mientras seguía conduciendo mi mano por todo su cuerpo deteniéndose en aquellas partes donde el placer alcanzaba su máximo nivel, yo solo me dejaba guiar, me parecía fascinante observar como él mismo llevaba mi mano de un lado a otro de su maravillosa anatomía buscando su propio éxtasis, era bastante erótico...

Cuando el juego se estaba haciendo totalmente insostenible debido a las ganas desenfrenadas de sentirnos, mi Edward depositó mi mano en su endurecido miembro pidiéndome que le masturbase, que le diese placer, que lo necesitaba...

Yo me sentía como una esclava sexual en ese momento entregada a darle placer a su hombre, me encantaba este rol que estaba asumiendo así que quise llevarlo hasta el final, mi hombre quería placer, pues yo le daría placer...

Comencé a mover mi mano con suavidad a lo largo de su erecto pene notando como las venas que lo envolvía se hacían cada vez mas gruesas debido a la acumulación de la sangre en las mismas, mi amor movía las caderas en sincronía a los movimientos de mi mano mientras sus gemidos eran cada vez mas altos, sin apenas darle tiempo a reaccionar decidí hacer algo que sabía le iba a volver completamente loco...

Comencé a besar su cuello mientras mi mano no dejaba de acariciar su sexo, descendí por su desnudo torso entreteniéndome en morder y succionar sus pequeños pezones y al final, deslizando mi lengua por su estómago llegué a su pene el cuál introduje de una sola vez en mi boca mientras succionaba con fuerza...

Edward pareció volverse loco, sujetó mi cabeza entre sus manos y, acompañado por el vaivén de sus caderas comenzó a llevar el ritmo de las embestidas, suspiraba,gemía, gritaba, y yo me sentía cada vez mas poderosa de hacerle sentir lo que estaba sintiendo, seguimos con el placentero juego hasta que me avisó que estaba a punto de correrse por lo que yo aumenté la velocidad de mi succión acompañada de mi lengua provocando que mi Dios se descargase en mi boca mientras un fuerte y sonoro jadeo rasgaba su pecho para salir por su garganta...

A penas mis labios se separaron de su pene, Edward me sujetó con fuerza aprisionando mi cuerpo bajo el suyo contra el colchón, su lengua luchaba frenética con la mía mientras sus dientes mordían con suavidad mis labios, lo suficiente como para no hacerme daño sino para llevarme al borde del orgasmo sin siquiera penetrarme...

Su sexo friccionaba constantemente con el mío percatándome de lo dispuesto que estaba a seguir teniendo sexo, cuando me quise dar cuenta me penetró sin siquiera quitarme la ropa interior, su miembro se hizo camino dentro de mi con solo apartar levemente mi tanga, la necesidad de su cuerpo por embestirme y la del mío por sentirlo nos llevó a comportarnos como dos animales irracionales que sólo se guiaban por sus jadeos y por el calor que sus cuerpos desprendían...

Una vez terminamos tan monumental entrega, Edward me abrazó con fuerza mientras nuestras respiraciones volvían a la normalidad...

-Lo siento vida mía, me he dejado llevar por mis mas primitivos instintos, me has vuelto loco antes con tu boca y yo no he podido detener mis deseos y mis ansias de poseerte-, susurró mi amor mientras me abrazaba dándome cuenta que se sentía avergonzado por lo que acababa de pasar...

-Cielo, mírame-, casi le supliqué obligándole a mirarme, -esto que acaba de pasar ha sido una muestra mas de lo que nos queremos, lejos de parecer lo contrario, me ha encantado, me he sentido dominada y ese sentimiento me excita mucho, ha sido realmente maravilloso así que, no tienes porqué avergonzarte, lo que mas me gusta de nuestra relación es que somos capaces de amarnos con cordura pero también somos capaces de perdernos dentro del sexo olvidándonos de ella, eso es fantástico-, le respondí mientras hundía mi cara en su cuello dándole un dulce beso...

-Te amo amor mío, me haces el hombre mas feliz del mundo, eres mi complemento perfecto, eres el todo que le hacía falta a mi vida y, dentro de seis meses, serás oficialmente mía, ante los ojos de Dios y del resto, mía, mía,-, repetía mi hombre mientras me besaba por todas partes de mi cabeza y mi rostro...

Después de disfrutar de nuestro momento de placer íntimo, decidí ir a preparar el desayuno mientras Edward se daba una ducha para ir al hospital, hoy presentaría su propuesta formal de empleo ante la dirección del hospital para empezar a trabajar en el como pediatra, y luego cuando saliese de trabajar, iríamos a su casa a buscar sus pertenencias para que se trasladase definitivamente a mi apartamento a vivir conmigo, y yo, tenía que volver a la librería, seguramente tendría un millón de pedidos que actualizar y llevaba ya varios días con unas cuantas ideas sobre como escribir mi libro y quería anotarlas y empezar a trabajar sobre ello...

-Umm que bien huele por aquí-, dijo mi Ángel cuando llegó a la cocina vestido con su pantalón azul marino, su camisa blanca, su corbata verde que hacía juego con sus dos esmeraldas llamadas ojos y su pelo indomable con cada punta del mismo apuntando en una dirección diferente...

-Si huele bien entonces sabrá mejor-, contesté sonriendo mientras le indicaba que se sentase a desayunar...

Estuvimos un rato charlando mientras terminábamos el desayuno, acordamos que nos veríamos en su casa por la tarde para recoger sus cosas y traerlas a mi apartamento, me hace mucha ilusión saber que él tenía tantas ganas como yo de estar conmigo, despertarme con él a mi lado era una sensación que no se podía comparar a nada en el mundo...

Después que mi Dios se fue, me di una ducha para despejarme, me vestí y me marché rumbo a la librería, mi día transcurrió de manera muy rápida ya que estuve prácticamente toda la mañana colocando libros que llegaron nuevos y atendiendo pedidos que tenía atrasados, incluso tuve un rato para sentarme y empezar a escribir mi tan ansiado libro, hasta ahora las páginas de mi obra maestra estaban en blanco porque no tenía ningún sentimiento digno de mención pero ahora, mi corazón desbordaba sentimientos y eso hacía que mi cabeza funcionase a una velocidad frenética agolpando mis ideas sobre el papel...

Aún no tenía claro como iba a desarrollar la historia, lo que si tenía claro es que sería romántica porque así es como me sentía en este momento y también tenía claro como se iba a llamar, mi libro se titularía "Deseos"...

Al mediodía quedé a comer con mi cuñada Alice en un restaurante japonés cerca de mi trabajo, mi cuñada desbordaba vitalidad por todos los poros de su cuerpo, estaba ansiosa por la próxima boda, decía que ya tenía pensado como sería mi traje de novia, ella misma se estaba encargando del diseño y además, ya tenía listos los vestidos de las damas de honor que, según ella, serían espectaculares...

Aún no se lo había dicho a mi madre aunque tenía pensado llamarla esa misma tarde para ir el fin de semana a Phoenix a hacerle una visita y así de paso darle la buena noticia, no le quería decir que Edward me acompañaba para no desvelar la sorpresa hasta que nos viese en el aeropuerto, Alice estaba ansiosa porque René supiese lo de la boda para así poder incluir a mi madre en los preparativos, la única que quedaba al margen de todo era yo, había dado carta blanca a mi cuñada para hacer o deshacer a su antojo y ella estaba fascinada con el encargo, era como darle un juguete a un niño...

Volví a la librería a terminar algo de trabajo que me quedaba pendiente mientras hacía tiempo antes de ir a casa de los Cullen, así que aproveché para llamar a mi madre que seguramente estaría en casa...

-¿Diga?-, sonó la voz de mi madre al otro lado de la línea después del cuarto timbrazo...

-Mamá soy yo, Bella, ¿cómo estas?-, pregunté mientras rodaba los ojos al darme cuenta de que mi propia madre aún no reconocía el teléfono de su propia hija...

-Bella hija mía, lo se, lo se, no me regañes por no reconocer tu número, es que aún no lo he grabado en mi teléfono-, respondió mi madre conociendo de antemano lo que yo estaba pensando, la verdad es que mi madre siempre decía que yo soy como un libro abierto y en eso no se equivocaba...

-Vale mamá te perdono por esta vez, y dime, ¿cómo van las cosas por allá?-, le dije riendo mientras le quitaba importancia a la absurda situación,nunca podría enfadarme con mi madre aunque lo intentase, la amaba demasiado aunque a veces se invirtiesen los papeles y pareciese que yo era la madre y ella la hija...

-Pues bien, aquí trabajando mucho y Phil anda de viaje con sus cosas del equipo, por lo demás no nos podemos quejar, ¿y tú como estas, como está Charlie?-,contestó mi madre...

-Está todo bien mamá, yo también estoy trabajando mucho y papá ya sabes, su trabajo y su pesca, por cierto, este fin de semana tenía pensado pasarlo contigo y Phil ahí en Phoenix, ¿tienes algo que hacer?-, pregunté intentando reprimir las ganas que tenía de decirle la verdad, que me iba a casar y que iría con Edward, estaba tan feliz que tenía ganas de gritarlo a través del teléfono pero debía contenerme y esperar, así la noticia sería mas impactante...

-Si hija, si, ven a verme, te echo mucho de menos, lo pasaremos muy bien-, respondió mi madre casi gritando a través del teléfono debido a la alegría que le dio el saber que iría a visitarla...

-Vale mamá, pues el jueves te llamó para avisarte de la hora y el número de vuelo, ahora te tengo que dejar que tengo que acabar unos pendientes-, le respondí después de tener que separar el teléfono de mi oído un momento debido a los gritos de mi madre...

-De acuerdo hija, prepararé tu habitación para cuando vengas, espero tu llamada para que me des los datos del vuelo y para ir a buscarte al aeropuerto, adiós, te quiero-, dijo mi madre antes de colgar...

La tarde pasó con rapidez hasta que llegó la hora de ir a casa del hombre de mi vida a buscarle, lo echaba mucho de menos, a pesar de que me había estado mandando mensajes de texto durante todo el día recordándome lo que me amaba y las ganas que tenía de verme...

Cuando llegué a casa de los Cullen saludé con mucho cariño a Esme y Carlisle que se encontraban allí, los demás aún no habían llegado porque estaban trabajando, pregunté por Edward y Esme me indicó que estaba en su dormitorio recogiendo sus cosas, también me dijo que a ella le daba mucha alegría que su hijo se viniese a vivir conmigo que esa era una buena manera de recuperar el tiempo perdido, decía mientras me guiñaba el ojo con complicidad haciendo que mis mejillas se sonrojasen con rapidez...

Subí los escalones casi de dos en dos, las ganas de abrazar a Edward eran cada vez mas grandes, cuando llegué a su cuarto y abrí la puerta me encontré a mi Ángel guardando su ropa en una maleta haciendo que su cara se virase en dirección a la puerta regalándome una sonrisa que juro me robó el aliento y me detuvo el corazón...

Acorté en dos pasos grandes la distancia que nos separaba y me entregué a sus brazos que estaba abiertos preparados para recibirme robando un tierno y dulce beso de sus labios...

-Hola amor mío,que alegría me da tenerte de nuevo entre mis brazos, me sentía extraño sin el contacto de tu cuerpo, sin ti, se me ha hecho muy largo el día-, susurró Edward a mi oído exhalando su aliento adictivo y dulce sobre la sensitiva piel del lóbulo de mi oreja...

-Yo también te extrañé, ahora me siento completa de nuevo, ahora que estas aquí a mi lado-, respondí besándole nuevamente...

Terminamos de guardar todas sus pertenencias en la maleta y nos fuimos rumbo a mi apartamento, Edward me contó que oficialmente ya estaba trabajando en el hospital de Forks como pediatra y yo le hablé de mi conversación con René y le dije que no había mencionado nada sobre que él me acompañaba para darle la sorpresa a mi madre...

Cuando llegamos a casa,acomodamos su ropa en mi armario ya que yo le había dejado hueco y decidimos preparar una cena romántica para celebrar nuestra primera noche viviendo juntos...

Fue una velada maravillosa, nos bebimos una botella entera de vino mientras recordábamos cosas de cuando éramos niños y hablábamos de nuestros planes futuros, Edward me dijo que le apetecía que antes de navidades hiciésemos un viaje y había pensado ir a visitar las Islas Canarias, tenía un amigo que le había hablado maravillas de la isla de Lanzarote, le decían que era una isla mágica por la cantidad de volcanes que había y sus paisajes áridos y rojizos, a mi me pareció una idea maravillosa, realmente ir al polo norte a visitar a los pingüinos también sería una fantástica idea siempre y cuando estuviese con él...

Esa noche nos amamos con calma, con sosiego, deleitándonos con el sabor de nuestros cuerpos, saciando el placer de nuestros sentidos y emborrachándonos con el éxtasis de nuestros besos, Edward estaba deseando que quedase embarazada a pesar que yo le decía que debíamos esperar a después de la boda pero él siempre me decía lo mismo, que ya habíamos esperado bastante por todo, ya no quería esperar mas, nunca mas...

La semana transcurrió tranquila, Edward iba al hospital a trabajar mientras yo atendía la librería, llamé a mi madre el jueves para decirle que llegaba el viernes por la tarde para que me fuesen a buscar al aeropuerto, no sabía ella la sorpresa que se iba a llevar cuando me viese en compañía de Edward, mi madre siempre le tuvo mucho cariño, incluso mas de una vez me decía que a ella le gustaría que terminásemos juntos que ese era su deseo, lo que ella nunca supo es que también era el mío y el de Edward...

Por fin llegó el viernes, Edward acudió al hospital para atender a unos pacientes y yo fui a la librería a terminar unos asuntos que tenía pendientes para dejarlos hechos hasta el lunes que regresaba, al mediodía Edward me recogió como habíamos acordado y nos fuimos al aeropuerto, una vez que facturamos el poco equipaje que teníamos decidimos ir a tomar un tentempié a unas de las cafeterías del aeropuerto hasta que oímos por megafonía que llamaban a los pasajeros con destino a Phoenix a embarcar...

Una vez dentro del avión nos abrochamos los cinturones, hasta que despegamos rumbo a mi otra casa, estaba algo ansiosa, tenía ganas de ver a René la echaba mucho de menos además, moría por ver la cara que pondría cuando me viese aparecer junto con Edward...

Después de una hora de vuelo una idea comenzó a rondar mi cabeza, me daba un poco de vergüenza decírselo a mi Edward pero es que estaba pensando la posibilidad de hacer realidad una de mis fantasías, la verdad es que no se de donde había salido esta vena tan morbosa y aventurera, creo que Edward sacaba a flote todos estos sentimientos de mi, empecé a ponerme algo nerviosa por lo que estaba pensando, notaba que un calor estaba empezando a llenar mi cuerpo y gotas de sudor comenzaban a caer por mi frente...

-¿Te encuentras bien amor mío?, de repente te noto algo nerviosa-, preguntó Edward mirándome fijamente mientras dejaba en su sitio la revista que estaba leyendo...

-Bueno, es que, bueno, yo, es que-, empecé a tartamudear sin ser capaz de formar una frase completa con algo de coherencia mientras mi rostro comenzaba a adquirir un rojo intenso...

-Amor, ¿te estás ruborizando?, dime lo que piensas por favor-, preguntó mi Ángel sonriendo mientras no dejaba de mirarme...

-Verás Edward es que yo tengo desde hace tiempo una fan...,déjalo vida mía, me siento ridícula, no me hagas caso, por favor-, casi le dije rogándole para que olvidase lo que le iba a decir pero, mirándole a los ojos me di cuenta de que estaba disfrutando mucho de la situación y que no tenía pensado dejarlo pasar...

-Ah no, de eso nada señorita, ahora me vas a decir lo que pasa por esa cabecita, quiero saber el motivo de esos temblores, ese sudor frío y ese sonrojo, ¿acaso estás pensando algo sucio y morboso, pervertida mía?-, susurró mi Dios en mi oído provocando que mi sonrojo aumentase, mi corazón se acelerase y mi excitación se hiciese muy palpable sobre todo en mi ropa interior, así que me armé de valor y movida por una determinación que no sabía que tenía se lo solté...

-Muy bien, verás desde hace tiempo tengo una fantasía, siempre he querido hacer el amor en los baños de un avión-, respondí muy bajito para que sólo él pudiese oírme sin atreverme si quiera a mirarle de la vergüenza que me provocaba mi corportamiento, como si fuese una quinceañera hormonada...

De repente y casi sin darme cuenta Edward me levantó del asiento sujetándome del brazo y me llevó a gran velocidad al baño que afortunadamente estaba vacío, una vez dentro cerró la puerta, se giró aprisionando mi cuerpo contra la pared y comenzó a delinear mi rostro y mi mentón con su nariz como si estuviese oliéndome...

-No sabes lo excitado que me pone que tengas estas fantasías así que, ¿porqué no me demuestras en que consiste tu perversa locura?-, susurró mientras iba depositando besos suaves por mi rostro, cuello llegando hasta el nacimiento de mis pechos...

Estaba muy excitada, el momento era perfecto, yo estaba húmeda, Edward estaba mas que dispuesto ya que su miembro pedía a gritos atención y mi fantasía se iba a cumplir así que hice lo único que mis primitivos instintos me pedían en ese momento, de un solo movimiento desabroché los pantalones de Edward mientras bajaba los míos, una vez que su miembro estuvo libre de la opresión de su ropa interior y mis bragas caían hacia mis tobillos senté a mi Ángel encima de la tapa del water y sin pensármelo me senté a horcajadas sobre él introduciendo su miembro en mi interior de una sola embestida provocando que ambos gimiésemos en el oído del otro...

-Así reina mía, demuéstrame quien lleva el control, domíname amor mío-, dijo Edward entre jadeos provocando que mi fuego interior aumentase llevándome al orgasmo junto a mi Dios...

Una vez que arreglamos nuestras ropas Edward salió del baño depositando un suave beso en mis labios, yo me quedé un rato mas refrescando mi rostro e intentando arreglar algo mi aspecto que se veía bastante desaliñado, ya estábamos a punto de llegar y quería estar presentable para ver a mi madre...

-Ha sido maravilloso amor, espero que me hables de tus fantasías mas a menudo para hacerlas realidad-, susurró Edward cerca de mi oído sonriendo cuando llegué del baño para ocupar mi asiento, yo solo me ruboricé sin decir nada...

Llegamos a Phoenix, estaba muy nerviosa, moría de ganas de abrazar a mi madre, cuando volvía a verla me daba cuenta de cuanto la extrañaba, cuanto la necesitaba, porque Charlie era un padre maravilloso pero había momentos en los que necesitaba a mi madre...

Una vez que recogimos el equipaje salimos por la puerta corredera a la sala de espera y allí estaba mi madre, maravillosa como siempre, con su aspecto de niña, enfundada en sus pantalones vaqueros que dejaban ver a una mujer que aún mantenía un buen cuerpo, hasta que me vio y empezó a correr en mi dirección, yo me adelanté ya que Edward me animó a hacerlo mientras quedaba en un discreto segundo plano para no interferir en el emotivo encuentro madre-hija...

-Dios Mio bebé que preciosa estás, como te he extrañado hija-, gritó mi madre con los ojos abnegados en lágrimas mientras me abrazaba con fuerza...

-Hola mamá, que alegría me da verte, yo también te he echado mucho de menos, estoy muy feliz de venir a verte-, le contesté mientras correspondía a su abrazo...

Una vez que decidimos que nos habíamos besado y abrazado suficiente, me separé de mi madre para darle la noticia de que venía acompañada aunque ella se me adelantó...

-Edward, Edward hijo, que alegría volver a verte, pero dime, ¿te has encontrado con Bella aquí en el aeropuerto?, que coincidencia mas agradable-, decía mi madre mientras abrazaba y besaba a mi Edward correspondiendo él a sus muestras de cariño...

-No mamá, la verdad es que no ha sido coincidencia, Edward viene conmigo, hemos venido juntos desde Forks porque queremos hablar contigo y con Phil-, respondí antes de que lo hiciese Edward ya que sabía que él quería que fuese yo la que le diese la noticia...

-Oh Dios mío, oh Dios mío, no me lo puedo creer, ¿para cuando Bella, será niño o niña?, ay que tonta seguro que todavía es muy pronto para saberlo, que alegría hija, voy a ser abuela, felicidades a los dos-, decía mi madre casi gritando mientras nos besaba a uno y a otro de manera alterna, Edward se reía sin decir nada y yo no podía creer lo que oía...

-Pero mamá, ¿qué estás diciendo, de que hablas?-, pregunté sorprendida por su reacción mientras veía que Edward no dejaba de reírse...

-¿Cómo que de que hablo?, es evidente, hablo de tu embarazo, imagino que habéis venido juntos a Phoenix para darnos la nueva buena ¿no?-, preguntó mi madre mirándome sorprendida como si lo que estaba diciendo fuese obvio y evidente, Edward seguía sin pronunciar palabra y no paraba de reírse...

-Ay mamá, ¿estás tu también como papá?, que ganas tenéis todos de que me quede embarazada, pues no, siento decirte que no estoy embarazada, veníamos a deciros que nos vamos a casar dentro de seis meses-, le contesté sin dejar de mirarla mientras oía las risas contenidas de Edward...

-¿Casaros, esa es la noticia?, yo pensaba que estabas embarazada, y digo yo, lo de la boda está muy bien pero, ¿cuando la vas a dejar embarazada?,- preguntó mi madre directamente a Edward que no dejaba de sonreír...

-Mamá, como eres tan descarada, ¿que clase de pregunta es esa?, y dime ¿porqué no te sorprende que nos casemos?-, recriminé a mi madre mirándola mientras de reojo veía a Edward que seguía sonriendo, estaba disfrutando bastante con la situación, maldito....

-Hija mía, no te enfades, estoy muy feliz de que os caséis, pero eso era algo evidente, todos estábamos convencidos de que esto llegaría algún día, los únicos que negabais lo evidente erais vosotros así que, llegados a este punto, yo quiero ser abuela, y cuanto antes mejor-, respondió mi madre mientras nos encaminaba rumbo al parking para coger el coche e ir a casa donde estaría Phil esperándonos...

Yo estaba completamente atónita por la reacción que había tenido mi madre, que además se parecía mucho a la de mi padre, está claro que todos en la familia tenían ganas de ser abuelos, si no nos casásemos la única que se llevaría un disgusto sería Alice porque no podría organizar la boda, el resto estaría como si nada...

Llegamos a casa de mi madre y una vez que acomodamos nuestras maletas y saludamos a Phil que se encontraba allí esperándonos, decidimos salir a pasear por la playa y cenar en un restaurante que estaba a orillas del mar, una vez que terminamos y después de dar otro bonito paseo mientras hablábamos de todo lo que había acontecido en nuestras vidas hasta ese momento, llegamos a casa...

-Bueno Edward, demás está decirte otra vez que quiero ser abuela así que, no me decepciones y cumple como todo un hombre, no os preocupéis por los ruidos ya que mi habitación está al otro lado del pasillo-, y dicho esto nos dio un beso de buenas noches y se fue a dormir...

Me quedé estática ante las palabras de mi madre, no podía creer lo que había escuchado, mi madre estaba animando a Edward para que me dejase embarazada, la verdad es que la situación rayaba lo ilógico, y ahí estaba mi Dios personal mirándome con esa sonrisa torcida que me desarmaba mientras tomaba mi mano rumbo a la habitación, una vez que nos pusimos el pijama y nos metimos en la cama sentí que Edward empezaba a reír con fuerza...

-Vale Edward mejor no hagas ningún comentario al respecto, esto ha sido muy bochornoso, por lo general mi madre no se comporta así, estoy avergonzada-, le dije en voz baja mientras sentía que mi rostro se volvía de un rojo intenso y notaba que Edward no dejaba de reír...

-Ay cielo, a mi me parece que la situación ha sido muy divertida, tu madre es una persona maravillosa, ya ves que todos coinciden en lo mismo así que, ¿que te parece si empezamos a encargar al niño?-, dijo Edward de manera insinuante mientras se colocaba sobre mi sonriendo de manera seductora...

-Amor mío eres imposible, ahora me doy cuenta de que estás tan loco como mi familia, y yo que pensaba que me casaba con alguien mas coherente-, bufé sonriendo mientras movía mi cabeza de un lado a otro y acariciaba a mi Ángel la espalda...

-Sí amor mío estoy loco, pero loco por ti-, respondió mi amor besándome con pasión y así nos perdimos uno en los brazos del otro...

Pasamos un fin de semana maravilloso en el que mi madre aprovechaba la mas mínima oportunidad para avergonzarme con el tema del embarazo mientras Edward sonreía y Phil la regañaba con cariño, acordamos que cuando regresásemos a Forks hablaría con Alice para que se pusiese en contacto con mi madre para todo lo referente a la boda...

Llegamos nuevamente a nuestra casa y después de sacar el equipaje y prepararnos algo rápido de cenar decidimos irnos a la cama ya que al día siguiente teníamos que trabajar y estábamos exhaustos del viaje...

Así transcurrió una semana tras otra, decidimos que iríamos unos días a visitar la isla de Lanzarote antes de la llegada de la navidad así que Edward buscó los billetes y el alojamiento, en dos días nos íbamos rumbo a España concretamente a las Islas Canarias a pasar unos días de descanso en la paradisíaca y volcánica isla de Lanzarote, estaríamos una semana ya que la siguiente semana ya era noche buena y deseábamos estar junto a la familia...

El día antes de irnos estábamos en casa de los padres de Edward todos reunídos, Edward jugaba a la consola con Emmet, Alice estaba colgada del teléfono hablando con mi madre sobre los preparativos de la boda, Jasper y Carlisle veían un documental en la televisión y Esme, rosalie y yo hablábamos animadamente cuando un fuerte dolor de estómago me obligó a salir corriendo al baño, vomité todo lo que había comido creo desde que nací, porque la verdad nunca había vomitado tanto...

Enseguida Edward estaba a mi lado con un vaso de agua mientras secaba el sudor frío de mi frente con una toalla, después que me recompuse y convencí a mi querido novio que estaba bien y que quizás me había sentado algo mal de la comida, acompañé a Esme a la cocina porque me dijo que fuese con ella que me prepararía una manzanilla...

-Bella hija, ¿hace mucho que tienes estas nauseas y mareos?-, preguntó mi suegra mirándome fijamente mientras me daba la manzanilla...

-Bueno Esme la verdad es que llevo ya unos días que no me siento muy bien, me noto cansada y he vomitado alguna que otra vez, pero no le he dicho nada a Edward para no preocuparle, quizás es que tengo cansancio acumulado, o las emociones, no se-, contesté mientras bebía poco a poco la manzanilla...

-Bella cielo, ¿has contemplado la posibilidad de que estés embarazada, es eso posible?-, preguntó Esme mientras me miraba con cariño sonriéndome...

-Es posible Esme, ya lo he pensado, lo que pasa que no quiero decirle nada a Edward aún, el periodo me tiene que venir la semana que viene así que, mejor dejo pasar esta semana, disfruto en Lanzarote de unos días de descanso y cuando vuelva ya veremos-, respondí a mi suegra mirándola mientras una lágrima de felicidad rodaba por mi mejilla...

En el fondo de mi corazón anhelaba y deseaba un embarazo, una parte de Edward y mía, una muestra de nuestro amor, entrega y pasión...ahora ese era mi deseo...

Hola gente guapa, aquí otro capítulo meloso y romántico de nuestra pareja preferida, él mas preferido que ella..¿verdad?...bueno ya saben que a mi no me gusta el drama y es por eso que la mayoría de mis historias no son dramáticas porque la verdad, ya hay bastante drama en el mundo para añadir mas así que, me gusta que cuando la gente se siente a leer lo que lee le llegue al corazón no que se lo encoja de angustia, lo digo porque hay personas que me han dicho que la historia es algo melosa..pues si, algo no, mucho, mucho, mucho, Dios los cría, ellos se juntan y yo hago que se revuelquen bajo las sábanas y que se den mucho amor...así que, ya saben lo que espero, si les gusta me lo hacen saber y sino..pues también...todo con tal de que me dejen algún review...creo que lo merezco ya que publico todas las semanas...por favor...

Bueno mañana es jueves y eso ¿qué significa?, que toca actualización de Mírame,Tócame,Bésame...ay mis pervertidas lindas que yo sé que os gusta esta historia y el viernes toca Dama de Compañía....

Besotes (petonets) desde Canarias. Vuestra amiga Susana.

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